Un día cualquiera de hace pocos meses, Lucía abrió su correo electrónico. Varios correos. La misma gente, alguna publicidad. Nada fuera de lo habitual. Transcurrió la mañana y vió que tenía un nuevo mensaje. No reconocía al remitente, era del propio servidor de su cuenta de correo.
“Alguno que habrá visto mi perfil ... vaya, no tendré desactivada la opción de quienes me pueden ver y no...”. No lo iba a ver, pero a Lucía le picó la curiosidad. A ver qué le decían.
“Hola, soy nuevo en esto. Soy un chico que vive en Segovia aunque no soy de aquí, sino de Tarragona. No conozco a mucha gente por esta zona. Bueno, solo estoy viendo lo que hay por aquí. Si quieres me escribes, este es mi email. Un saludo.”.
Lucía se quedó pensando. ¿Por qué tendría que contestar a un completo desconocido? Es mas, no tenía necesidad de contarle nada. Pero algo le hizo meditar, “soy nuevo en esto”. Ella, hacía mucho que recurrió a internet para conocer gente, ver lo que le podía ofrecer el ciber espacio. Pero no terminó de gustarle eso de conocer a alguien que después de un café no sería mas que uno entre mil que nunca se acordarían de ella. No tenía suerte con los hombres. No porque fuera fea, ni antipática, ni poco sociable. Simplemente, no cuajaba con nadie. Cuando las cosas parecían ir bien, siempre sucedía algo. Siempre ellos, los que tan seguros parecían en un comienzo, luego terminaban por dejarla. Que si relaciones no superadas, que si no se llegaban a enamorar, que si nunca estuvieron convencidos... mucho para el corazón de ella, que una vez metida en lo que consideraba una relación, se entregaba por completo. Fiel hasta darse de bruces con la realidad. Sí, su corazón estaba dolido y poco entusiasta para creer en el amor.
“Hola, soy Lucía. Gracias por tu correo, no se si pueda ayudarte. Solo decirte que puedes conocer a mucha gente por aquí, no es difícil. Solo tienes que dar con alguien que también piense como tú. Depende lo que busques. Vivo en Madrid. Un saludo, y suerte!”.
Una mala costumbre que tenía Lucía era que no podía evitar decir algo, responder algo si sentía que quien le escribía lo hacía con buena intención. “Tal vez le ha escrito a varias el mismo correo...”. No quiso pensar mas. Solo que ahora el desconocido, ya tenía su email.
Pasó unos días y Jordi, que asi se llamaba el desconocido, le contestó. “Gracias por tu correo! No pensé que me dirías algo...la verdad es que soy muy tímido... saldré de viaje unas semanas. Tal vez nos podamos escribir mas adelante. Un saludo”.
Vaya, Lucía se quedó extrañada, pero le hizo gracia dicho correo. Ahora el desconocido, mejor dicho, Jordi se iba una vez había iniciado él el contacto.
Pero cosas de la vida, Lucía le respondió. Le deseó buen viaje, y hasta cuando él quisiera escribirle.
Y él respondió, desde muy lejos, solitario no vió mas compañía que los correos de Lucía y de su familia. Y así fue que sin darse cuenta ella, y él empezaron a conocerse mediante sendos emails. Se contaban de todo, su vida en sus respectivas ciudades. Supo que por motivos de trabajo el se tuvo que ir desde Tarragona a Segovia, y del propio trabajo le enviaban fuera una temporada. Era la primera vez para él que salía fuera tan lejos y solo. Le contaba como vivía donde le habían enviado, ella le contaba sus cosas del trabajo, sus aficiones, sus gustos, le hablaba sobre sus amigos, sus costumbres. Y él, a cada email le parecía poco, le hacía mucha compañía. Lucía. Jordi empezó a querer a Lucía sin haberla visto.
Un día, se enviaron fotos. Ella pensó que él no era su tipo, muy bajo, calvo, no tenía complexión atlética. Pero algo en su mirada le gustaba, su sonrisa. Él al verla pensó que era una chica muy guapa, y le transmitió dulzura en la mirada.
Después de varias semanas, decidieron conocerse en persona. Y así fue que tuvieron su primera cita. Comprobaron que en persona, esa familiaridad que tenían en correos era la misma. Se reían, se sentían a gusto. La tarde se terminó y se hizo corta. Ella estaba a gusto, y él también. Y tuvieron que pasar algunos meses para que un día de verano ella descubriera que él formaba parte de su vida, una parte virtual porque se acostumbraron a escribirse. Deseaban hacerlo. Y otra real, él le llamaba, ella quería verle, se sentían bien juntos.
¿Sería tal vez posible que... que...? Parecía mágico. Una noche, mientras se disponían a despedirse, ella le miró fijamente. Y sin darse cuenta cómo, se fundieron en un abrazo y este llevó a un beso. La curiosidad de Lucía era esa, ¿me gustarán sus besos? Y así fue. Sus caricias, su mirada, sus besos. Jordi no cabía en sí. Se sentía realmente feliz.
Sin embargo, ella no podía creer que todo fuera posible. Tan bonito... Y le invadió el miedo. El miedo a confundirse, a hacerle daño, a hacerse daño, a no saber si sentía lo correcto... era su amigo. Y lo hablaron. El la quería. Y quería que ella fuera libre de decidir, sentir, vivir. Pero ella no fue capaz de ser del todo sensata con sus emociones, tenía miedo de que todo fuera un espejismo. Con paciencia y ganas, ambos fueron mostrándose poco a poco. Una noche ella le invitó a quedarse en su casa, cenaron, se rieron y durmieron. Hicieron el amor. “Te quiero”, dijo él. Y ella hizo silencio. Le abrazó, y se sintió feliz.
Al cabo de un tiempo los sentimientos se iban agarrando a ella cada día que pasaba, le gustaba sentir a Jordi. Sus llamadas, sus bromas, su risa le encantaba. Él sentía tranquilidad al escucharla, era como un bálsamo para sus oídos la voz de la dulce Lucía. Poco a poco ella le iba demostrando que realmente le quería.
Un día, Jordi se fue. Un viaje de trabajo. Se querían. El le dijo que le quería. Y ella a él.
Nunca regresó. El Jordi que se fue, el que la quería se fue y no volvió nunca jamás.
8 comentarios:
El escenario no importa en una historia de amor. Lo único que importa son los sentimientos.
Es una historia real, de las que tantas veces se darán en la vida.
A veces con finales tristes, alegres, inesperados, sorpresivos, decepcionantes...
Quién sabe dónde se encuentra el amor!
Hay que seguir esperando siempre, siempre, porque seguro que anda en algún lugar y llega cuando menos te lo esperas...
Tengo fe.
:D
Un besito
Lala
hay una peli que se titula 'tienes un email' que me ha venido a la mente... ¿la has visto?
Mr. TAS: Nunca le he visto completa. No se como termina, jejeje. Gracias por pasarte.
caray, una historia de amor vía email. Interesante...Bueno no hay un final feliz. Quizá Jordi sólo quería culminar la faena, con lo que le había costado al hombre. jeje Lucia pobreta, una vez que se enamora el tio se larga jaja
Bueno que no es pa reirse. Besix
Calvarian: Guapo, eso parece según la historia, pero quiero creer que simplemente fue una historia que no pudo ser. Fijate, me inspiré en el enlace que pusiste en tu ultima entrada.
Un besito (y menudo tu, la gracia que te ha hecho, jajaja)
puffff, nunca he sido fan de las relaciones por internet, hace poco a un amigo le dejó colgado en barcelona una tipa con la que se pasaba hablando horas al teléfono... después de varios meses, decidieron conocerse y la tía ni apareció y él tuvo que correr a buscar un hotel... no ha vuelto a saber de ella. y se lo pasaban de p... madre... ya ves tú!! :-)
¡Hola! Se oyen muchas historias de estas sobre las relaciones en Internet. Espero que no sea autobiográfica. Saludos!
RAMÓN DE MIELINA: Eso si es es una putada. No entiendo esa reacción... ¿tu amigo le dijo "soy el de la rosa en la solapa" o algo así?. Total, a veces la imaginación de juega muchas y si uno no va con la idea de que va a conocer a alguien que le ha caído bien sin mas, entonces mal asunto. Lo malo para tu amigo (o lo bueno, según se vea) es que ya no picará con algo parecido.
Mono cisense: Gracias por el comentario! y bueno...algo de autobiográfico tiene. Saludos!
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