lunes, 30 de julio de 2012

Tras la acción viene la reacción

El tiempo pasa y zas! ya estamos en mitad del verano como quien dice. No diré mas, sino me voy a deprimir, jeje.

Hace poco tuve una experiencia diferente, un tanto desagradable pero supongo que no deja de formar parte de la vida y nuestro aprendizaje personal e interpersonal. 

Un amigo (un viejo amigo) de alguna forma ha puesto distancia a nuestra amistad. La cosa esta  aún reciente, por una y otra parte (ambos dos) estamos dolidos a nuestra manera. El por que se ha sentido juzgado por mí, cosa que (desde mi lado), no fue mi intencion... ¿juzgar a alguien?, mmm...suena muy fuerte así dicho, eso de -y lo imagino- apuntar con el dedo y decir "eres asi o asá", como que no. Mi intención no fue esa, si bien él lo sintió así. Dieron igual las disculpas posteriores, ya que - una que intenta ponerse en la piel del otro- al ver su reacción, lo creí conveniente - casi necesario-. Por otro lado, no estoy acostumbrada a que me callen sin mas, o a que me hablen de según que manera, y el fondo del asunto... tampoco -se ve- tenía porque enfadarme por ello. 

Supongo que esto de discutir con un amigo o amiga pasa, y se pasa. De echo, no diré que no me haya enfadado alguna vez con otra persona, pero no recuerdo que pareciera un punto final. Y lo se, lo sé, los amigos vienen y van, y los que quieran que esten, sin reproches, sin exigencias, con respeto. 

En todo caso, vengo a descubrirme a mi misma que no suelo entrar en conflictos por no llegar a estos extremos, en los que te hacen sentir mal con cuatro frases, y una se queda con cara de K.O. sin saber que decir, porque ves que la cosa esta pasandose de la raya, y no quieres sentir lo que estas sintiendo, que es simple y pura frustración. No decir lo que opinas, por temor a la reaccion de la otra persona. Bueno, esta vez lo dije (y para que dije nada! si lo llego a saber, me guardo lo que pienso, o...mejor dicho -que voy tomando nota- hago las preguntas oportunas antes de decir algo inorpotuno, ni decir cómo me senti, porque igual debería no haber sentido nada... -esto no lo tengo muy claro..., si alguien me grita y me dice que ya no le importa saber de nadie y de mi tampoco...me tengo que alegrar? poner triste? estar indiferente?... si un amigo te dice eso, si te importa no es posible que te duela y hasta te moleste mas bien? digo...que esto fue lo que me pasó).

Pues veamos, y ya esto en general, creo que todos tenemos derecho a opinar. Y a equivocarnos. Si, también es verdad que podemos juzgar, y juzgar muy mal. Aunque esto creo que suele pasar con gente que conoces poco... vamos, digo yo, aunque siempre he "pecado" que dar un voto de confianza a la gente, o de no pensar mal de nadie (cosa que entre amigos míos, me ha granjeado la familla de "buena tontorrona", o eso me parece "Ay Olivia, si tu no piensas mal de nadie...", con cierto rintintin de "cuando aprenderas?", ahora creo que puedo decir que me  resbala lo que piensen los demás, si pienso de una determinada forma, ya seré yo misma quien se de cuenta si se equivoca o no). 

Como decía un conocido mío, "qué complicadas son las relaciones, sean las que sean". Si, un poquito sí que nos lo complicamos.

Supongo que al final, nada mejor que el tiempo para que las cosas se suavicen, o tal como me dijo este mi amigo que cada cual siga su camino (caray, lo recuerdo y me parece increíble que lo diga). Quien sabe me he descubierto que Oh!, me puedo enfadar!, y en vez de caer en estado tristón y catatónico porque no era un sentimiento o emoción que me gustara, ahora si no hablo reviento. Solo hablar, que no chillar, ni "bronquearme" con nadie. 

Hacer las paces? oh...sí! eso suena bien. Tiempo al tiempo.

P.D: Y también será que tengo mucho tiempo para que me sucedan estas cosas. Y como no hay mal que por bien no venga, o no aprendamos algo de todo esto, voy aprendiendo. Hasta de este suceso le tengo que agradecer a mi amigo, porque ha sido capaz de sacar lo peor de mí, cosa que si lo pienso bien, no es malo tampoco....sentir enfado es parte de nosotros, otra cosa es saber darle la importancia justa y encauzarlo de forma positiva, para bien propio y de quienes nos rodean. Y aún así, siempre le querré, quiera o ya no quiera estar (aunque haya visto, ese lado menos amable, y menos conocido para mí).