JUEGOS Y MENTIRAS....

Lo de ser infiel no lo entiendo. No entiendo las relaciones llevadas al extremo de la rutina, o del seguir porque sino se desmorona lo que has construído.

Tampoco entiendo a los que tienen el papel de amante, que aceptan ese rol con todas las consecuencias, o esperando algo que no llegará...o sí, vete tu a saber. Fijaos, no sé hasta que punto las/los amantes son los responsables de una ruptura, en realidad digo esto porque muchas veces "la mala" (suelen ser más las mujeres) se dice que es la amante, la arpía, la destroza-hogares, la bruja que se metió entre tu maridito y tú. PERO... ¿es así de verdad? Pues curiosamente lo que suelen escuchar las amantes es que el matrimonio del hombre en cuestión está echo una mierda, que con su mujer cero patatero...



- ¿Así que es ese...?- Gali abriendo los ojos como platos.

- Sí, sí, es ese...¿no lo recordabas?- le contestó Meli riéndose.

- Que no maja... - dijo Gali.

- Es que es muy cachondo... - y Meli seguía riendo.

- Pues menos mal que me lo dices ahora, porque si lo llego a saber, me habría dado corte saludarle.-Y es que Gali saludó a Juan como a un vecino más de Meli, en medio de la noche, cuando pasamos por su lado y el tío se abalanzo sobre Gali como si de un vecino cotilla se tratara.

- Y su mujer estaba al lado ...- dijo la amiga de Gali.

- Vamos a ver, Meli - yo que ya sabía la historia, pero recien veía a los protagonistas- y ella no tiene ni idea de que tu y su marido...¿es así?- le pregunté, después de escuchar la historia de sus propios labios. Año y pico de relación clandestina, discreción al mas alto grado, ella con sus épocas malas pero de no poder dejarlo, él celándole y teniendo un hijo de pocos meses...con su mujer. Claro, todo empezó en un periodo en el cual él estaba de paréntesis con su doña (ya embarazada de pocos meses) y claro... pasó el tiempo justo para que Meli se enganchara a algo que sabía que no tenía ni pies ni cabeza. Paso se ser la amiga en la que confiar sus penas, en amante.

- No, en realidad ella sabe que somos amigos, de echo una vez tuvimos una conversación en la que no le mentí. Su marido me busca cuando quiere, y yo no evito eso. Pero claro... no le dije, me acuesto con él. - el semblante de Meli dejaba ver tranquilidad por su parte, el tomarse las cosas de "otra forma" ha hecho que no le pida a él mas de lo que le da.

- Pero no entiendo Meli, y ese tío, si siente que su vida es miserable con ella... ¿por qué no la deja?, encima tiene un hijo pequeño...- Yo, intentando meterme en la piel de aquel hombre.

-Veras Oli, no es fácil para él. Creo que siente que todo lo que ha construído se vendría abajo, y tomar esa decisión... la verdad es que él tiene la culpa, pero le quiero y me encantaría tener una relación normal con él. Así que ahora mismo, después de meditarlo, siento que a pesar de todo estoy tranquila y bien con esto. Se que si le pido más, se alejará, y tampoco quiero eso.-Y no lo dijo con ningún pesar.

La conversación transcurrió entre el asombro de Gali y mío, y la tranquilidad de ella.

Sinceramente, no quisiera una vida así. Porque algo que también le preguntamos fue ¿Y no crees que esto solo funciona siendo así? La respuesta es un rotundo, no lo sé. Ahora lo dificil se hace tortuoso y deseable, "es como un juego". Pero Meli sueña con salir con él cogida de la mano, y poder pasar noches enteras a su lado. Y la risa de Meli se vuelve contagiosa. Sinceramente, yo no quisiera un juego así... en realidad, el papel que no me gustaría desempeñar es el de la mujer cornuda. Y lo triste de la realidad, es que muchas no son ignorantes de este "engaño".


"Viviendo en el mundo de juegos y mentiras".