El otro día fui a visitar a "mi sobrino". En realidad es el hijo de unos amigos míos, y como mis hermanos aún son jovencitos para hacerme tía (bueno, poder podrían, pero dudo que quisieran cuando aun no han cumplido los treinta -ni los veinticinco-, ni tienen con quien -entiendase pareja estable... mmm...-), nada mejor como los amigos para sentirlos como familia y no solo amigos. Como familia no directa, pero lo suficientemente cercana para que sus hijos quien sabe me llamen "la tía Oli".
Y estando con el pequeño entre mis brazos, me pareció maravilloso sentir su cabecita pegada a mi cara. Cuando le daba besitos, el niño se pegaba como queriendo más, jeje. Tiene unos seis meses, la mirada vivaz, una sonrisa picarona, unos ojos preciosos, y se movía como queriendo salir de marcha... ains... qué cosita! Y mientras le sentaba sobre mis piernas, para darselo a su madre y le llevara para darle su baño, de pronto sentí en mis manos y en mi pierna una oleada de calor.... "me ha vomitado!!...".
Qué adorable son los bebés. Aún tengo margen para empezar a plantearme lo del reloj biológico. Prefiero no pensarlo aún, si bien en algún momento me gustaría tener el cartelito de "bebé a bordo" (ups! pero primero tendría que comprarme el coche, jejeje). Y es que son tantos pasos que uno quiere dar antes de plantearse eso...
Mientras, disfruto de la compañía de mi pez... siempre con algo nuevo que descubrir juntos, esas manías, esas confianzas que nos vamos tomando, esa complicidad que se va formando. Hace unos días le dejé en su casa un pijama, una mantita, unas zapatillas de andar por casa, y una rebeca para esas tardes que pasemos en el sofá... "querido, esto es un pasito más en nuestra relación", yo diciendo estas frases y me quedo mas ancha que larga, ja! el me mira, y me dice "deja lo que quieras... pero, ¿dónde lo piensas poner?" y se ríe. Ains... si en el fondo creo que le gusta, jeje.
Y estando con el pequeño entre mis brazos, me pareció maravilloso sentir su cabecita pegada a mi cara. Cuando le daba besitos, el niño se pegaba como queriendo más, jeje. Tiene unos seis meses, la mirada vivaz, una sonrisa picarona, unos ojos preciosos, y se movía como queriendo salir de marcha... ains... qué cosita! Y mientras le sentaba sobre mis piernas, para darselo a su madre y le llevara para darle su baño, de pronto sentí en mis manos y en mi pierna una oleada de calor.... "me ha vomitado!!...".
Qué adorable son los bebés. Aún tengo margen para empezar a plantearme lo del reloj biológico. Prefiero no pensarlo aún, si bien en algún momento me gustaría tener el cartelito de "bebé a bordo" (ups! pero primero tendría que comprarme el coche, jejeje). Y es que son tantos pasos que uno quiere dar antes de plantearse eso...
Mientras, disfruto de la compañía de mi pez... siempre con algo nuevo que descubrir juntos, esas manías, esas confianzas que nos vamos tomando, esa complicidad que se va formando. Hace unos días le dejé en su casa un pijama, una mantita, unas zapatillas de andar por casa, y una rebeca para esas tardes que pasemos en el sofá... "querido, esto es un pasito más en nuestra relación", yo diciendo estas frases y me quedo mas ancha que larga, ja! el me mira, y me dice "deja lo que quieras... pero, ¿dónde lo piensas poner?" y se ríe. Ains... si en el fondo creo que le gusta, jeje.