lunes, 23 de junio de 2014

Una lagrima va y viene...

Somos tan frágiles... las palabras pueden ser como puñales, las miradas como balazos, los silencios como distancias eternas, nuestros propios pensamientos como esas arenas movedizas....esas que en algún lugar del planeta existen y que si caes en el, desapareces de la faz del planeta.

Llevaba ya unos días (una semana larga mas bien) con una sensación rara, será el cúmulo de lo cotidiano, que a veces hace como costalillo y uno termina por explotar. Qué remedio...sucede....sin mas. O falta un pequeño detonante, una palabra con un tono más alto, un pequeño desliz y "zisqui zasca", de pronto las lágrimas salen a mares.

A mi me bastó con ver el vídeo de un escalador que rescataba a un perrito perdido entre unos cañones (esos que enlazan unos a otros y terminas viendolo)...vaya que suerte el perrito y el escalador... y que llorera! De pronto, esa sensación rara, dió paso a eso...una lagrima, otra, y otra...

A veces los días se me hacen cortos, otros más largos...pero siempre al final del día (ya que estoy en casita...qué remedio, también) me alegro mucho cuando llega mi pez...., que cosas... Por eso, cuando dentro de la felicidad de pronto ves algo raro, una mancha, un desliz, un ¿y esto? Y como ahora, lo digo y pregunto casi todo, con cierta valentía no me da reparos hacer esas preguntas incómodas...a sabiendas que la respuesta puede ser incómoda también. 

Hoy estoy llorando a moco tendido...haciendo mi pequeña catársis. Deseando que las cosas sigan como queremos que sigan, con dosis de amor, comunicación y una mirada hacia adelante.

P.D: Sí...también imagino la pecera llena de pececitos...o bueno, con uno solo que la pecera es pequeñita...qué le hacemos, a pesar de los nubarrones una ve el arcoiris.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay Olivia, me da pena verte así. Parece que estás en un punto crucial de tu relación y de tu vida. Te veo muy sensible. Ya sabes mi consejo. Habladlo todo,la comunicación es lo más importante. Ya sabes, si me necesitas aquí estaré. Un besazo enorme